¿Quién es Valery? De ser rechazado por el Barça a verdugo del Atlético de Madrid

Descubrimos una de las sensaciones de esta temporada

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17 de enero de 2019, 12:55

Las irrupciones en el mundo del fútbol significan grandes noticias para aquellos que amamos este deporte. Jugadores que llegan y sorprenden por su desparpajo, talento e inteligencia en el terreno de juego y que nos llaman mucho la atención. El último de los casos es el de Valery Fernández, que ayer marcó un auténtico golazo en el Wanda Metropolitano que sirvió para que el Girona pasara a cuartos de final de la Copa del Rey.

La sorpresa fue mayúscula en el feudo de los del Cholo Simeone, que para nada se esperaban estar fuera de la competición copera en los octavos de final. El partido fue trepidante y bonito para el espectador, ya que tuvo un total de seis goles, dos de los cuales llegaron en los diez últimos minutos. De todos ellos, el más bonito fue el de Valery Fernández, que hizo una brillante volea tras controlar con el pecho y a la que no pudo llegar Adán.

Era el minuto 36 del a primera parte y hasta ese momento el Girona estaba fuera de la Copa del Rey. Al equipo catalán le valían todos los empates con más de un gol, pero igualar a uno el marcador dio oxígeno a los de Eusebio Sacristán. Después de equilibrar el partido, Valery y los suyos consiguieron salir vivos del Wanda y realizar un partido histórico.

Ante semejante suceso y entre muchas celebraciones, el mundo del fútbol se empezó a preguntar de dónde había salido el carrilero izquierdo del Girona, que llevaba el dorsal 34 y que no solo acababa de hacer un golazo sino que ya llevaba semanas rindiendo a un gran nivel cuando su entrenador le daba la oportunidad.

Valery nació en L'Escala en noviembre de 1999, por lo que este año cumplirá 20 años y actualmente milita como jugador del Peralada- Girona B, el filial del equipo de primera división. Fernández se convirtió en una alternativa real para el primer equipo cuando jugadores como Aday o Mójica cayeron lesionados de larga duración, pero su progresión como jugador va mucho más allá.

Triunfar en el fútbol no es fácil y muchas veces se necesita algo más que esfuerzo y talento, se necesita perseverancia. El de la Costa Brava pasó por varios equipos modestos como el Palamós (muchos años en tercera división) o L'Escala y también una etapa en uno de los equipos con más entidad del mundo, el Fútbol Club Barcelona, donde militó un tiempo en las categorías inferiores, pero no acabaron de confiar en sus capacidades.

En el club culé, Sánchez compartió vestuario con jugadores que están entrando en el fútbol profesional como Oriol Busquets, Riqui Puig o Jordi Mboula. Pese a sus habilidades, el jugador no tuvo más opción que buscarse la vida en otro equipo. Su siguiente destino fue su actual equipo, el fútbol base del Girona, donde buscaría redimirse y demostrar que estaba más que capacitado para lograr su sueño.

Allí hizo la pretemporada con el juvenil del equipo catalán pero no convenció a los entrenadores, por lo que se va fue al equipo de su pueblo, l'Escala, donde lo hace tan bien que llega a debutar con el primer equipo. Esto despertó el interés del Girona, que volvió a la carga a por él para que formara parte del juvenil de División de Honor.

A partir de ahí, la progresión ha sido constante. Valery Fernández creció y después de hacer un gran año como juvenil empezó a formar parte de la plantilla del filial del equipo catalán, el Peralada. En segunda división B contó con las oportunidades necesarias para seguir con su progresión y disputó partidos frente los filiales de Barça o Espanyol.

Las lesiones de Mójica o Aday dejaron huérfano el carril izquierdo del Girona FC en Primera División, por lo que Eusebio no tuvo más remedio que experimentar poniendo al capitán Àlex Granell, que es mediocentro, en esa ubicación. Ese era un parche temporal y que, pese a que aún lo utiliza, también optó por buscar una solución más estable en el filial, donde encontró a Valery.

Descarado, eléctrico y habilidoso con el balón, Fernández convenció desde un buen principio a los aficionados del Girona y a su directiva, que no dudaron en ponerle una renovación de contrato encima de la mesa. Con tan solo un partido en primera división, el de su debut frente al Atlético, el club ató al de l'Escala hasta el año 2023 con una cláusula de rescisión de 20 millones de euros.

La renovación se cerró el 3 de diciembre de 2018 y un mes después el joven futbolista sigue confirmando que las sensaciones que dejó en su debut no eran cuestión de suerte o de un buen día, sino de ser un gran proyecto de jugador. El presente y el futuro dirá cuál es su techo, pero por el momento y tras su magnífica actuación en el Metropolitano, no parece haber encontrado su límite.